Veladuras, proyecto de la exposición Partituras del recuerdo curada por Caridad Botella

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Texto general de la exposición Partitura del Recuerdo que reúne dos exposiciones individuales:

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“Nosotros recordamos, naturalmente, lo que nos interesa y porque nos interesa.” John Dewey.

La exposición Partitura del recuerdo reúne las propuestas de dos artistas coetáneos bogotanos: Iván Castiblanco (Bogotá, 1986) y María Clara Figueroa (Bogotá, 1988), cuyo trabajo se desarrolla a partir de y en torno a conceptos como memoria, tiempo, ruina o recuerdo, entre otros, tanto comunes como alejados entre sí. Entendidos como dos proyectos independientes, Veladuras de Figueroa e Hypomnema de Castiblanco, entablan un diálogo a lo largo de los espacios de la galería que nos llevan a lugares y metáforas sobre interiores y exteriores, sobre lo cotidiano y lo público, sobre formas geométricas y orgánicas, sobre la ciudad y el hogar, sobre los cambios y los sueños, sobre el tiempo y el instante.

Hay un interés particular que ancla a ambos artistas a su generación: su obra transita por el territorio del devenir del patrimonio arquitectónico local, el desarrollo urbano, los lugares que se habitan y la inevitable relación que todo esto guarda con la memoria tanto histórica como personal. Nuestros recuerdos están íntimamente unidos al entorno geográfico y urbano que desde la infancia se va posando en nuestro subconsciente y nuestras experiencias como los sedimentos que van formando una montaña durante millones de años. Impresiones de olores, sabores, formas, texturas, iluminaciones, patrones, transformaciones de nuestro contexto que observamos, bien pausados, bien fugaces pero siempre atentos, van formando las preguntas e ideas sobre aquello que nos interesa. De igual manera determinadas huellas van generando las imágenes guardadas en el recuerdo, el personal y el que compartimos con la sociedad que habitamos.

Etimológicamente partitura viene de la palabra italiana partitura que significa conjunto de piezas. Cada pieza es imprescindible para llegar a una composición, a una narración hilada a través de esas partes. Esta palabra se entiende aquí como metáfora del tiempo, de la construcción narrativa, de la ensoñación de un instante fugaz. Ambos proyectos se inscriben en la idea del recuerdo que departe de un lugar concreto, que se extiende en el tiempo transformándose en memoria, dando cuerpo a dos formas de hacer que aquí conducen a dos imaginarios. Por un lado Castiblanco, quien suele trabajar a partir del hallazgo arqueológico, nos lleva en esta ocasión por las varias capas que se desprenden de éste dentro de Hypomnema: el encuentro, la memoria, el juego y la ensoñación. El artista nos sitúa en la experiencia del interior, -tanto personal como cotidiano,- a través de la idea de juguete universal y el elemento recurrente del tapete persa que lo impregna todo,-pisos, juguetes, dibujos,- como si fuéramos presas de un sueño. Por otro lado Veladuras nos lleva por el espacio público, desde los barrios del centro de Bogotá, observados desde los ojos de Figueroa que pasa por los detalles ornamentales de las rejas de fachadas antiguas a las casas mismas, intervenidas y modificadas con el paso del tiempo como entes que nunca llegan a estar terminados hasta que un día desaparecen. Más allá de situarnos en lo urbano, Figueroa presenta una serie de obras atravesadas por la [idea de] pintura, no solo como insinuación de una forma de hacer que recorre el trabajo de la artista sino también como metáfora del paso del tiempo que ella misma registra de forma consciente al representar las imágenes fotográficas de las fachadas que retrata.

Texto escrito por Caridad Botella